A TODOS ELLOS
Tu que fuiste Nacional o
Republicano y ......
Hacía
frío esa mañana, cuando de forma sobresaltada se levantó de la cama, comenzaban
los albores del invierno; la figura cadavérica de un ser casi humano portando
una guadaña le hizo rememorar lo acaecido hacía muchos años en una fría región
española cuando fue alcanzado ...
Estaba
a las puertas de la Sala 14 de los Juzgados de Instrucción y de lo Penal en la
"Gota de Leche", el Agente Judicial había llamado a mi cliente,
cuando de repente sonó mi teléfono móvil, .... ¡Joder!, pensé, se me ha
olvidado desconectarlo...
-
¿Dígame?
-
Javi, soy el José "el Xie", tengo que hablarte hoy sin falta.
Nervioso,
por su tono de voz, me olvidé por completo de mi cliente del juicio y de
Federico, mi pasante, que me agarraba de la toga para llamarme la atención.
- Xie,
¿Te pasa algo grave?, le pregunté.
- Si,
pero puedo esperar hasta que tú puedas, no me muero, ...., por ahora.
-
Vale, ahora tengo un juicio pero en cuanto termine paso por tu casa y hablamos.
Me
quedé pensativo en los estrados de la Sala, incluso cuando el Magistrado-Juez
leía la acusación formulada por el Ministerio Fiscal a mi cliente. El
"Xie", tenía setenta y cinco años, y hacía dos que no levantaba
cabeza, era la última conexión que tenía con mis difuntos abuelos, padecía
silicosis en grado casi terminal, pero como los carvallos seguía erguido y
robusto.
Hacia
el mediodía terminó el juicio, con una sabía decisión por parte del Ministerio
Fiscal, que retiró todos los cargos contra mi egregio cliente. Encomendé a
Federico, que en caliente, como hay que hacer las cosas, quedara con él para
que esa misma tarde pasara por el despacho a satisfacernos la minuta. Le
trasladé todos los bártulos y me dirigí al aparcamiento a recoger mi moto.
La
distancia desde donde me encontraba a la casa del "Xie" no era larga,
apenas seis kilómetros, pero sentía un nudo en la garganta; no pasé ni por mi
casa, que dista apenas cien metros, estacioné la moto en la puerta de su
domicilio y antes de que yo llamara al timbre él me franqueó la entrada.
luchaste por tus ideales o por otros imperativos, ..
Su
cara reflejaba la plasmación del horror, demacrado, con pronunciadas ojeras,
apenas podía articular palabra de forma coherente, me condujo tembloroso a la
corrala y tomando asiento debajo de una higuera, me dijo:
-
Javier, antes que nada perdóname por molestarte, pero necesito de tú ayuda para
una empresa que me prometí hace años y quiero llevarla a término antes de que,
......, -un prolongado silencio se apodero del entorno-, me
muera ....
No
quise interrumpirle, pero mi corazón al oír esas palabras se estremeció.
...Hace ya casi cincuenta años
que, como muchas veces te he comentado, estuve en el frente, con los
Nacionales, aunque mis juramentos, bien sabes tú, eran un poco republicanos.
Como te decía, o más bien nunca dije a nadie, ni lo sabe mi mujer ni mi hijo,
allí ocurrieron cosas que hacen estremecer a cualquiera y más a un joven que le
han puesto un fusil en las manos. Nuestra Comandancia había ordenado que tomáramos
la posición indicada, cortando todo posible contacto del ejercito enemigo con
los pueblos de alrededor, pero dicha maniobra nos aislaba de los pueblos y
aldeas partidarias de nuestra causa, paradojas de las mentes pensantes. Así las
cosas, y dado que no todos los días había guerra, -en el sentido estricto de la
palabra-, manteníamos conversaciones con los milicianos y en general con los
combatientes del frente contrario. Yo, llegué a tener muchos amigos de la otra
línea, aun hoy retumban en mi cerebro sus nombres y las conversaciones que
teníamos; porque sabrás que todos nosotros hablábamos español porque éramos
españoles.
si te encontrabas en el frente de Teruel, te ....
Un
día, recibimos la orden de abrir fuego a discreción contra las posiciones del
enemigo, ellos no se hicieron de esperar y tras largas horas de fuego cruzado,
fui alcanzado en la sien derecha, cayendo inconsciente al suelo. Lo que
recuerdo fue verme postrado en el angosto espacio de la trinchera, una luz y
alguien que se ponía por delante de algo, que me decía:
- No
es tu hora, vuelve.
... yo, una vez emprendía mi
regreso, giré sobre lo que podíamos decir mis propios pasos y lo ví, era un
ser, como un muerto, portando una guadaña en sus manos y que con una indicación
de su dedo índice en su ojo, me indicaba que nos volveríamos a ver. Ante esa
imagen prometí que .....
convoco a ti compañero, de este frente o de otro,
descendiente de los que estuvimos allí: ....
...... haría algo por los que
nos dejamos la piel. Yo fui trasladado a un hospital de campaña y tras estar en
coma más de una semana y muy grave, me condujeron a un centro hospitalario, y
posteriormente me licenciaron con todos los honores de héroe, volviendo a casa.
Lo único que quería era olvidarme de todos los horrores que vi y sufrí, el
carbón y la mina me parecían un camino de rosas comparado con lo padecido, y
... el resto de mi existencia ya la conoces tú bien. Y esta noche, la imagen
que había visto en el frente cuando me hirieron, se me apareció y me dijo
solemnemente:
- Sé
que realizaste una promesa que no has cumplido, como tu honradez y sensatez te
han caracterizado desde nuestro último encuentro, te informo que antes del
verano vendré a recogerte, la cumplas o no.
Así
están las cosas, me queda poco tiempo de vida, y te ruego Javi, por nuestra
amistad, que no se lo digas a nadie.
Y el
motivo de llamarte hoy a mi presencia, tras esta breve introducción, es que me
ayudes con la promesa, puesto que yo sólo soy incapaz de llevarla a cabo, como
bien sabes, apenas se escribir y leer, y lo que quiero..., -mantuvo
un prolongado suspense-, es ....
el próximo día 19 de marzo del próximo año a las 11'00
horas en la posición que ocupabas en el frente, sin fusiles ni armas, tan sólo
con una flor....
.... reunir a los compañeros de
armas de un bando y de otro y poder hablar de cerca, cara a cara, con los que
de forma irracional nos enfrentamos un día; sin barreras ni cortapisas de
índole político, y rendir un profundo homenaje a cuantos lucharon y murieron
por su causa.
Nunca
nadie, me había encargado un trabajo tan emotivo y significativo y a su vez tan
triste, porque una vez que se terminara él moriría.
Esa
misma tarde, hablé con mi querido amigo Rosendo, Director del periódico local,
le conté el encargo y desde ese mismo instante me brindó toda su colaboración y
la del diario a través de las agencias de noticias, ...; me propuso la
posibilidad de hacer una entrevista a mi amigo, la cual rehúse siguiendo los
deseos del "Xie", de guardar el anonimato. Tan sólo le hice entrega
de una nota de prensa con el ruego de que la hiciera pública.
.... para rendir un homenaje a los que durante días,
semanas y meses mantuvimos conversaciones. A los que cayeron y a los que han
caído desde entonces y para que nunca ni en nuestra piel de toro, ni en el
resto del mundo puedan ocurrir sucesos como los que pasamos.
Os espero.
Fdo. El "Xie"
"R"
Rosendo
cogió el teléfono y ordenó a un redactor suyo que inmediatamente subiera a su
despacho. Durante la espera no articulamos palabra alguna, sé que estaba
emocionado. Sonó la puerta y un joven redactor se presentó. Rosendo le informó
de la conversación mantenida conmigo y de la necesidad de que todos los
periódicos de España publicaran la nota que le hacía entrega, y que intentara
que los países como Rusia y sus estados, Estados Unidos de América (en sentido
lato), Europa, ..., se hicieran eco de la nota y la publicaran en ambos
idiomas, para que llegara a todos los hogares en los que pudiera existir un
español o descendiente de español al que le pudiera interesar.
Al día
siguiente, todos los periódicos nacionales e internacionales publicaban la nota
de prensa, la radio y la televisión colaboraron en su difusión.
El
tiempo transcurría con extrema velocidad, cada día que pasaba informaba al
"Xie" –como un Abogado informa a su cliente-, el cual, mostraba su
alegría en la cara, que se traducía a su vez en un reflejo triste en la mía
porque estaba realizando un acto de última voluntad.
Y por
fin, llegó la víspera del acontecimiento, cogí el coche y me acerque a casa del
"Xie", que tras unas breves palabras con su esposa y su hijo, sin
duda alguna anticipando lo que le sucedería, se montó y con lágrimas en
nuestros ojos perdimos la visión de su casa. Nos separaban ochocientos
kilómetros. El viaje, lo realizamos por carretera dado el pánico que sentía el
"Xie" por los aviones. Llegamos ya entrada la noche a Teruel, nos
acomodamos en la habitación y lo dejé descansar, dado que se había fatigado en
exceso por tan largo desplazamiento. Yo, por mi parte, recorrí las calles y
observé que había coches y autobuses procedentes de todos los puntos de España
y de Europa, pero curiosamente no se veía a nadie pasear. Entre en un bar y
pedí una bebida fuerte, un aguardiente, quería emborracharme, quería que no se
muriese mi amigo, quería parar el tiempo como sin duda lo quisieron parar años
atrás otros, pero no tuve valor de que me viera llegar en un estado deplorable
al hotel. Paseé durante toda la noche, hasta que los primeros rayos de sol
despuntaron por el horizonte. Retorné al hotel, me duché y desperté a José y
tras un abundante desayuno en la habitación, recogió de encima de una mesa dos
flores, que no sé de donde salieron y tras entregarme una abandonamos del
hotel. Me condujo por las calles hacia el exterior de la ciudad, un reguero de
personas hacía lo propio, no había voces ni murmullos. Bebes en cochecitos,
jóvenes ayudando a los que sin duda eran sus abuelos, y los hijos de éstos;
cientos, tal vez miles de personas se acercaban a un campo, podía ver algunos
que de forma marcial se encontraban parados, unos frente a otros, quinientos
metros era la franja de separación –tierra de nadie como dicen hoy-. El
"Xie", llegado un momento, se paró, giró a su derecha, miro al sol y
al suelo, anduvo cuatro metros y se situó frente de un grupo de personas, a
ambos lados dos señores de su misma quinta le miraron, pero no hubo palabras. A
lo lejos, el reloj de la catedral marcaba las once horas, y sin saber cómo, mi
amigo el "Xie" empezó a gritar nombres de personas,
- Juan
..., Valentín ..., el Vasco ..., Mariano, .....
y encontraba, en algunos de
ellos, contestación en la lontananza,
- Sí,
aquí estoy.
- Soy
yo ....
y comenzó a caminar hacia las
voces. Al verlo, una fila de personas mayores le imitó y esas voces que
representaban a las personas, al ver su gesto, comenzaron a hacer lo propio y,
cuando hubieron llegado a la mitad del camino, docenas de ojos se vieron, y
conocieron por primera vez sus caras, hoy ajadas, antaño tersas y comprendieron
la locura que hacía cincuenta años había tenido lugar en esas áridas tierras
que estaban pisando y uno a uno fueron dejando las flores que portaban. Y,
volviéndose sobre sí mismo, el "Xie" cruzó su última mirada conmigo,
con una satisfacción y ternura que nunca podré olvidar, a continuación, vi que
se desplomaba, corrí y cuando llegué apenas le oí decir una expresión que
siempre considere vacía de significado y que al final hoy comprendía:
-
Javi, gracias y .... ponte vivo.
VEGA-LA CAMOCHA
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